03 noviembre 2006

MONTADAS EN EL TREN DE LA EXCELENCIA


Levantarte por la mañana y vestirte el papel de madre, ama de casa perfecta, trabajadora eficiente y además esposa amante, deja agotada a cualquiera. Se nos exige, o mejor dicho, nos exigimos a nosotras mismas, desarrollar funciones que dificilmente pueden hacerse compatibles entre ellas sin acabar rendidas. Además vivimos en un mundo en el que la excelencia es un lema, todo debe hacerse con "excelencia". Y yo me pregunto si es posible agradar a nuestros maridos, atender a nuestros hijos, acudir a nuestros trabajos, desarrollar una vida social y todo ello de una forma excelente.


Me pregunto si puedo ser así, si puedo ser excelente en todas las facetas de mi vida, cuando algunas de esas facetas miran hacia los demás y otras hacia mi misma. Tal vez por un tiempo sea posible, pero seguramente llegue el momento en el que pierda el tren de la excelencia. Y entonces ¿Qué?